viernes, 22 de abril de 2011

Diálogo desigual

lunes, 14 de marzo de 2011

El lider del Trolletariado

lunes, 7 de marzo de 2011

Telencefalograma Plano

En un país de leyes burguesas y moralina caduca como en el que vivimos, en una época donde una ingente cantidad de la población es incapaz de mantener procesos mentales mínimamente lógicos y comprender la complejidad del mundo mercantilizado en que se han transformado las viejas democracias europeas y sus malogrados Estados del Bienestar. En un país asfixiado por el interés particular en detrimiento del interés general donde se regala nuestro ya de por si hipotecado futuro a entidades financieras e intereses económicos nacionales y extranjeros, en ese país, si lo has adivinado, llamado España existe una princesa, una princesa del pueblo y le dedican numerosos programas de televisión, páginas en revistas e incluso diarios que dicen ser serios como El País le dedican reportajes.

En este país de la Esteban y demás escoria televisiva quizás quede esperanza para algo que no sea el irremediable encefalograma plano, la desidia, el aborregamiento y la sumisión, al  menos es esa mi esperanza al momento de escribir estas lineas.

Debiera de ser ilegal en una supuesta democracia que con la que nos está cayendo a los y las trabajadoras estos energúmenos descerebrados que dicen ser periodistas cometan a diario estos actos de terrorismo intelectual asesinando la cordura y el espíritu más básico de crítica a lo que no tenga relación con lo superficial y podrido de esta sociedad capitalista consumista y vergonzosa que nos han impuesto.

Hoy más que nunca apaga la tele y enciende el cerebro.

viernes, 4 de marzo de 2011

¡Indignaos!

Es el título del libro de apenas 20 páginas escrito por uno de los padres de la Declaración de Derechos Humanos Stéphane Hessel de 93 años de edad y veterano de La Resistencia de la Francia ocupada, al igual que tantos otros compañeros y compañeras de la CNT en el exilio.

Hace Hessel en su libro un llamamiento a la insurrección popular pacífica de la juventud en Francia, contexto territorial en el que está escrito el texto pero fácilmente extrapolable a cualquier Estado miembro de la Union, destacando las grandes diferencias tanto en el contexto histórico como en el idiosincrásico de la época del autor (1939) y la actual.

Habla Hessel sobre lo confuso de la época actual en la que saber quien tiene el poder o de donde emanan las ordenes, leyes y dictámines se hace extremadamente complejo. De una sociedad incapaz de comprender el contexto histórico y político en el que viven inmersos a la vez que hace un recorrido de las conquistas (Seguridad Social, Pensiones, Libertad de prensa...) que una vanguardia de élite englobada en el CNR (Consejo Nacional de la Resistencia) consiguió una vez expulsado el nazismo invasor para el pueblo francés y de como después recogió el testigo de ese espíritu democrático y constructor el Gobierno provisional republicano.

Es cuanto menos curioso, el hecho de que alguien que critica duramente al comunismo soviético, al que denomina con razón de totalitarismo, nos habla en otros párrafos de vanguardias que guían al pueblo e incluso de como en Naciones Unidas se hicieron ciertas imposiciones a los Estados miembro y de como se utilizó la palabra Universal en lugar de Internacional para la declaración de derechos con el único interés de desprestigiar al internacionalismo.

Para nosotros, los que nos consideramos anarquistas o almenos lo intentamos, la historia y el cuento es muy diferente y también nos indignamos a diario, pero a nivel experto como dirían los usuarios de 4chan. Me indigno de que el texto publicado por Hessel haya sido publicado bajo una licencia privativa y no bajo creative commons por ejemplo y sus derechos estén en manos de asociaciones como CEDRO. Es también motivo de indignación el que ahora hablen de los problemas de la sociedad interconectada y la globalización, personas que promovieron el nacionalismo estatal en decrimento del internacionalismo obrero, es a su vez, un  motivo más de indignación para mi que se nos llame a la indignación y a la insurrección pacífica contra el orden establecido sin señalar directamente al capitalismo y el Estado como principales culpables de la deriva a la que nos vemos hoy sometidos a causa de sus errores cometidos ayer.

Señor Hessel, desde el más profundo de los respetos permítame decirle que esta situación no se ha producido por que el poder financiero haya evolucionado a formas más complejas como usted  sugiere en su libro, sino por que los Estados del Bienestar que ustedes implementaron han sido asimilados por el capitalismo, y la libertad real y completa del hombre, pasa irremediablemente por la desaparición total del Estado y del verticalismo político, la destrucción del capitalismo como sistema económico y la aniquilación total de toda forma de poder dando paso a una sociedad basada en el trabajo, donde toda la población sea responsable de su libertad, por que nosotros, los y las anarquistas no entendemos de vanguardias sino de unión, acción y autogestión.

Al poder no se lo puede conquistar señor Hessel, puesto que el poder se ha manifestado realmente eficiente en la tarea de conquistar a cualquiera que intente conquistarlo y de utilizar toda la violencia necesaria de su estructurado aparato represivo con el único objetivo de mantener los privilegios de unos pocos en contra del bienestar de la mayoría.

Los y las anarquistas solo podemos hacer una crítica a su texto, y no es otra que la de:

Muerte al Estado y viva la anarquía.

domingo, 6 de febrero de 2011

Organizados y en lucha: la CNT hoy

Muchos compañeros y compañeras de la CNT, al estar presentes en determinados espacios de lucha o, sencillamente, al acercarnos a la gente de la calle para repartir propaganda, pegar carteles o lo que sea, hemos visto como se suelen hacer comentarios sobre la Confederación que, intencionada o desintencionadamente, provienen de una flagrante falta de conocimiento de la teoría y, sobre todo, de la praxis cotidiana de la Anarcosindical.

Así, desde un lado, se nos acusa de que no tenemos representatividad, de que somos sectarios, de que carecemos de pragmatismo, de que le damos la espalda a los problemas de los trabajadores o de que somos incapaces de llegar a acuerdos con otros colectivos de manera sistemática. Por su parte, en otras muchas ocasiones, y evidentemente, desde otras sensibilidades, se nos reprocha el que seamos una organización reformista, demasiado burocrática, negada a modernizar su discurso o a asumir posicionamientos firmes con respecto a los más variados temas. Incluso en algunos sitios se nos tacha de españolistas.

A los primeros, a los que nos dicen que somos un sindicato sin representatividad, habría que plantearles que de qué representatividad nos están hablando... Si se trata de tener esa representatividad de la que tanto presumen los sindicatos menos minoritarios y sus comités de empresa, una representatividad otorgada por los mismos enemigos de la clase obrera (el estado y la patronal), pues de esa representatividad no queremos saber nada... Nos negamos como organización a representar a nadie en el tinglado de la “democracia” obrera, y también nos negamos como anarcosindicalistas, uno a uno, una a una, porque nuestro sindicato promueve la autoorganización de la clase al margen de títeres y la vertebración de la lucha a través de secciones sindicales y asambleas, sin delegados con poder o privilegios. Ahora bien, esta organización, la CNT, de la que dicen que no tiene representatividad ni fuerza sindical, está presente en la práctica totalidad de las provincias del estado, sigue siendo un referente de lucha y coherencia para todo el anarquismo internacional y, lo que es más importante, cada vez está más presente en la empresas de todo el estado, a través de sus secciones sindicales y de sus militantes, resolviendo cientos de conflictos, por supuesto, desde nuestros principios, tácticas y finalidades, conflictos que afectan cotidianamente a cientos de trabajadores y trabajadoras, y que posibilitan mejoras para nuestra clase, sin olvidarnos de que desde estas luchas se tiene que forjar un movimiento con capacidad para realizar cotidianamente la tarea de transformar radicalmente la sociedad desde unos presupuestos libertarios.

Y por ello, a los que, por tener un concepto demasiado esteriotipado de la revolución, nos acusan de ser una organización reformista, les podemos contestar con las palabras de Michael Albert, que en el número 242 del Tierra y Libertad decía a propósito de lo que era para él la revolución: “La revolución es una suma de victorias conquistadas por una población despierta que introduce cambios fundamentales en las estructuras que definen las relaciones sociales, y también es el proceso de proyectar nuevas realizaciones, y de implementarlas, y finalmente, el proceso de los pueblos que se despiertan, que se informan, que se organizan”.

En este sentido, y si bien consideramos que aquí no hay más organización anarcosincalista que la nuestra, que somos la única organización sindicalista-revolucionaría en el estado español, y eso no se dice desde la prepotencia o la falta de legitimidad, sino desde el repudio al confusionismo y desde la más que firme creencia en la honestidad del lenguaje, también es cierto que los hombres y mujeres de la CNT no consideran que la Anarcosindical encarne a todo el anarquismo ibérico, muy al contrario, nos alegramos de que organizaciones que han caminado de la mano de la CNT históricamente (como la FAI) sigan estando presentes en la lucha libertaria o de que, como en el caso de la nueva federación de juventudes, la FIJA, su aparición sea saludada como un motivo más para creer en la reorganización del anarquismo en el contexto peninsular. Y saludamos también la aparición de colectivos, asambleas y organizaciones de carácter anarquista o que, sin autodenominarse así, mantengan unas formas de organización y lucha libertarias. Ahora bien, al margen de considerar a estas organizaciones y colectivos como afines a nuestra lucha, como aliados naturales en la lucha contra el capitalismo y el autoritarismo, no nos podemos olvidar de que la CNT tiene un discurso social propio, por el que se puede luchar desde las mismas asambleas confederales, al margen de las organizaciones de trabajo social específico a las que no negamos su valor, es más, a las que felicitamos por su abnegado trabajo en campos como el de la represión (la Cruz Negra Anarquista es buena prueba de ello), pero entendemos que al decir que la CNT es más que un sindicato, uno de los lemas confederales, estamos diciendo que la nuestra es una organización desde la que se puede luchar, desde nuestros principios y desde nuestra estructura federal, por una sociedad mejor a todos los niveles: sin patriarcado ni represión, en donde se viva en armonía con el medio ambiente, sin ejércitos ni guerras, sin patrias ni naciones, una sociedad en donde todos los trabajadores, vengan de donde vengan, puedan convivir pacíficamente.

Por todo lo anterior, y ante aquellos que nos dicen que somos una organización demasiado burocrática, no nos queda otra que decirles que no es así, que en realidad lo que se oculta detrás de lo que dicen es que están en contra de la organización, no de la nuestra, sino de cualquier tipo de organización anarquista, y nosotros y nosotras, los anarcosindicalistas, pensamos que el anarquismo será organizado o no será, será de clase, de los trabajadores y las trabajadoras, o no lo será tampoco. Porque en un contexto de globalización imparable, la única manera de luchar contra el capitalismo es la federación de los trabajadores y las trabajadoras, hasta el nivel internacional (en la AIT), y la cada vez mayor y mejor coordinación de sus luchas. Y todo ello cimentado sobre una organización autorresponsable, de militantes, no queda otra, donde se viva cotidianamente la lucha y se crezca a todos los niveles (sindical, social y cultural) en los locales de los sindicatos, en los ateneos, pero también en los tajos y en las empresas.

Y es que se nos puede reprochar muchas cosas, pero la realidad está ahí... Y la realidad nos habla de que la CNT resuelve conflictos y está presente en un montón de luchas laborales, donde se pelea desde la solidaridad confederal y el compromiso militante. Y ahí están Mercadona, Caprabo, Clece, BK, Adsis, Coressa, Braseli, el Teatro Arenal, Game, Laya, NT Consultores, el Ayuntamiento de Adra, Comes, Correos, Dibus, Indra, IB3, el Colegio de Abogados de Málaga, la Universidad de Santiago, Frape Behr, los cines de Madrid, Séneca-EDM, Siempre Creativos, el pueblo de Lebrija, el campo cordobés, etc, etc, etc. Pequeños y grandes conflictos que acompañan nuestra lucha sindical de base contra la precariedad, los accidentes laborales y las leyes antiobreras que pretenden imponernos los partidos políticos y la burguesía. Pero no nos podemos olvidar de otros muchos terrenos donde la voz de la CNT está muy presente y es más necesaria que nunca. Y ahí está la labor que estamos haciendo por la recuperación de la memoria histórica libertaria, con ejemplos de jornadas de estudio y actos de homenaje como los organizados, entre otros, por sindicatos como el de Córdoba o Cádiz, pero también por regionales como la extremeña o la canaria. La lucha contra la mercantilización de la cultura y contra las mafias que pretenden censurar la voz de los anarquistas. También la lucha emprendida contra la privatización de la sanidad y la enseñanza en la Comunidad de Madrid. La iniciativa que en universidades e institutos lleva a cabo nuestro sindicato para que trabajadores y estudiantes se organicen al margen de mafias sindicales o estudiantiles (como el Sindicato de Estudiantes) y planten cara a realidades como el Plan Bolonia o el adormecimiento de los estudiantes. La lucha antifascista y antirracista de toda la militancia confederal o la organización de la respuesta libertaria contra las cárceles y la represión, con sindicatos, entre otros, como Manresa, Cornellá o Málaga muy bien organizados al respecto. Y también la lucha contra la destrucción del medio ambiente, como la llevada a cabo por los sindicatos gallegos o por el sindicato confederal de Fraga, todo un ejemplo a seguir en este campo. Y, como no, la lucha en defensa de los espacios okupados o contra los nacionalismos y las patrias, a través de nuestros posicionamientos claros o la organización, entre otras actividades, de cursos de esperanto, como el que organiza el SOV de Jaén. A lo que hay que sumar la inestimable y abundante actividad formativa y cultural de nuestros sindicatos, que no paran de realizar charlas, presentaciones de libros, videoforums o jornadas culturales, como las que organizan las Federaciones de Madrid, Sevilla o Granada, todo un esfuerzo de movilización de cara a llevar a los trabajadores y trabajadoras la voz y la preocupación de la CNT por los temas más actuales de la realidad social, tanto en el ámbito laboral, como en el cultural o el político. Y todo eso es la CNT.

Por ello, y más allá de discursos autocomplacientes, la Anarcosindical se acerca a su próximo congreso como una organización viva y en crecimiento, donde a la hora de la verdad toda la militancia rema a una, y donde, al margen de lo que se pueda decir desde fuera, el debate ideológico interno se realiza a las claras, entendiendo como algo positivo el que ese proceso dialógico tenga cabida dentro de la Confederación, sin oscurantismos. Eso no quiere decir, insistimos, que haya que dormirse en los laureles, ni mucho menos, o que nos creamos que ya hemos conseguido suficiente, al contrario, tenemos que construir una organización más potente a todos los niveles, con mucha mayor capacidad de respuesta y lucha, porque esa es la única manera de que el anarcosindicalismo pueda plantearse como una alternativa real y revolucionaria al caos que sufre la humanidad por culpa del egoísmo del capital y sus títeres.

- Artículo del SOV de Jaén publicado en el periódico CNT. Aún creemos que sigue teniendo actualidad.

jueves, 20 de enero de 2011

A vueltas con la cultura


La historia de los siglos XIX y XX se vertebra sobre una guerra encubierta que ya intuyeron los jerarcas del nazismo y que no es otra que la Guerra de Guerras: Guerra de Culturas VS. Guerra de Clases.

Dos guerras mundiales y dos genocidios de por medio (el armenio y el judío) testimonian la victoria del belicismo cultural y la derrota de los presupuestos apátridas del internacionalismo proletario.

Sabemos que amplios sectores del obrerismo europeo se opusieron desde un principio a la escalada belicista que condujo primeramente a la Gran Guerra y con posterioridad a la II Guerra Mundial. Entre esos sectores, el papel de los anarquistas fue más que destacado, quedando al margen de los debates internos de la izquierda marxista, donde la lucha entre sectores belicistas y antibelicistas se hizo patente.

Más allá de esta oposición de la que hablamos, la historia bélica europea tomó cuerpo gracias a la traición a esos presupuestos apátridas a los que nos referíamos anteriormente de una socialdemocracia, gobernante ya en algunos países, que asumiendo el discurso integrador de los distintos nacionalismos burgueses, renunció al para ellos inalcanzable ideal de la fraternidad proletaria.

Por otro lado, la derrota de los proyectos revolucionarios en la primera mitad del siglo XX y la propaganda anticomunista, fortalecieron en Europa a los partidos reformistas que, amparados en el nuevo ideal del Estado del Bienestar, acabaron por levantar los cimientos socioculturales sobre los que se hubo de alzar la nueva clase media, caracterizada, antes que nada, por su renuncia al todo y su cariz aburguesado (nación, consumo y democracia).

Es precisamente en este contexto, cuando el proyecto pacificador de la mesocracia consiguió limar las características más sobresalientes de lo que llamaremos a partir de ahora culturas de clase (1), en el que buena parte de los sectores pequeñoburgueses y obreros abrazan un nuevo nacionalismo, tildado de izquierdas, que en algunos países plantará cara a estados consolidados como el británico o el español.

Este nuevo nacionalismo, que cuenta con sus propias mitologías y mártires, se consolidará a su vez con la praxis política de nuevos partidos y organizaciones de masas de carácter vanguardista que pretenderán liderar, consiguiéndolo en ocasiones, las distintas luchas sociales en las que el viejo movimiento obrero (apátrida, de clase y hostil a todo pacto con la burguesía) tendrá poco que decir. A su vez, el discurso nacionalista del que hablamos pone el acento en el papel resistente que las organizaciones del proletariado han de jugar en la defensa de los valores culturales (el idioma y las tradiciones) amenazados por el imperialismo extranjero (español, británico, francés, etc.). Estos valores culturales a defender por el proletariado (nacional y nacionalista al que nos referimos) son defendidos a su vez por las mismas burguesías que lo oprimen, asumiendo ambas clases un pacto a fortiori de paz social que se ha de levantar sobre la prioritaria defensa de los derechos nacionales del pueblo en cuestión. Esa lucha resistente de trabajadores y burgueses fraccionará a su vez a sus propias clases, generándose así un contexto propicio para que la fractura del proletariado garantice la preponderancia política y económica de las distintas burguesías en sus relativos contextos de dominación.

En ese sentido, la derrota de las culturas de clase viene dada también por la integración del proyecto emancipador del proletariado en una lógica revolucionaria que nada tiene que ver con él, y que pertenece a un ciclo revolucionario pretérito que podría remontarse a las insurrecciones nacionalistas de 1820 ó 1830.

Más allá de lo anterior, resulta evidente que el triunfo de las clases medias y el encanto de los nacionalismos no han podido derrotar completamente al viejo movimiento obrero, si bien es cierto que el contexto de capitalismo líquido en el que nos movemos en la actualidad impide la reconstrucción de esa cultura de clase heredera del XIX. No obstante, ciertos ecos culturales de buena parte de la juventud rebelde y las maneras de moverse en lo político de un sector de los trabajadores de las sociedades occidentales, nos hacen intuir la aparición de una nueva cultura, que llamaremos antagonista, cuya base sociológica es el nuevo proletariado (partiendo de una interpretación debordiana: el que no tiene las riendas de su vida), y que está caracterizada por la recuperación del deseo de querer conquistarlo todo (superación del capitalismo y el autoritarismo).

En este sentido, si somos conscientes de que todas las culturas mutan y se retraen, se expanden y se sincretizan, nuestra lógica resistente debe atender a defender no las características que como pueblo nos unen a aquel que nos pisa la cabeza, sino las parcelas identitarias que nos igualan con el resto de explotados, sean del país que sean o hablen el idioma que hablen.

Sólo si somos capaces de no dejarnos recuperar por ningún discurso burgués, sólo si somos capaces de levantar un movimiento contestario a nivel internacional que se vaya construyendo sobre la base de que, antes que nada, hay que plantarle cara al privilegio y al explotador, podremos construir una alternativa amenazante para el orden capitalista que impera en la actualidad.

(1) La cultura de clase podría ser aquella caracterizada por distintos signos asociados a la pertenencia al cuerpo social relacionado con el mundo del trabajo (una determinada manera de vestir, una jerga propia, unos tiempos, como la hora del bocadillo, comunes y característicos) y, por otro lado, por una praxis política diferenciada que se caracteriza por el belicismo antiburgués, por el antinacionalismo y, con distintos matices, la persecución de una sociedad socialista en la que el Estado, tecnología suprema de dominación burguesa, terminara por desaparecer.


Juan Cruz López

Nota: La imagen que utilizamos para ilustrar este viejo artículo aparecido en el número 348 del periódico CNT, viene del blog El norte de Irlanda. Se trata de Yob Aaron, un joven que fue expulsado de por vida del Celtic Park (campo de fútbol del Celtic de Glasgow) por apoyar al IRA.

lunes, 10 de enero de 2011

¡Ahí estamos!

Ejemplo de la diversidad de frentes de lucha en los que está inmersa la Anarcosindical.