Así, desde un lado, se nos acusa de que no tenemos representatividad, de que somos sectarios, de que carecemos de pragmatismo, de que le damos la espalda a los problemas de los trabajadores o de que somos incapaces de llegar a acuerdos con otros colectivos de manera sistemática. Por su parte, en otras muchas ocasiones, y evidentemente, desde otras sensibilidades, se nos reprocha el que seamos una organización reformista, demasiado burocrática, negada a modernizar su discurso o a asumir posicionamientos firmes con respecto a los más variados temas. Incluso en algunos sitios se nos tacha de españolistas.
A los primeros, a los que nos dicen que somos un sindicato sin representatividad, habría que plantearles que de qué representatividad nos están hablando... Si se trata de tener esa representatividad de la que tanto presumen los sindicatos menos minoritarios y sus comités de empresa, una representatividad otorgada por los mismos enemigos de la clase obrera (el estado y la patronal), pues de esa representatividad no queremos saber nada... Nos negamos como organización a representar a nadie en el tinglado de la “democracia” obrera, y también nos negamos como anarcosindicalistas, uno a uno, una a una, porque nuestro sindicato promueve la autoorganización de la clase al margen de títeres y la vertebración de la lucha a través de secciones sindicales y asambleas, sin delegados con poder o privilegios. Ahora bien, esta organización, la CNT, de la que dicen que no tiene representatividad ni fuerza sindical, está presente en la práctica totalidad de las provincias del estado, sigue siendo un referente de lucha y coherencia para todo el anarquismo internacional y, lo que es más importante, cada vez está más presente en la empresas de todo el estado, a través de sus secciones sindicales y de sus militantes, resolviendo cientos de conflictos, por supuesto, desde nuestros principios, tácticas y finalidades, conflictos que afectan cotidianamente a cientos de trabajadores y trabajadoras, y que posibilitan mejoras para nuestra clase, sin olvidarnos de que desde estas luchas se tiene que forjar un movimiento con capacidad para realizar cotidianamente la tarea de transformar radicalmente la sociedad desde unos presupuestos libertarios.
Y por ello, a los que, por tener un concepto demasiado esteriotipado de la revolución, nos acusan de ser una organización reformista, les podemos contestar con las palabras de Michael Albert, que en el número 242 del Tierra y Libertad decía a propósito de lo que era para él la revolución: “La revolución es una suma de victorias conquistadas por una población despierta que introduce cambios fundamentales en las estructuras que definen las relaciones sociales, y también es el proceso de proyectar nuevas realizaciones, y de implementarlas, y finalmente, el proceso de los pueblos que se despiertan, que se informan, que se organizan”.
En este sentido, y si bien consideramos que aquí no hay más organización anarcosincalista que la nuestra, que somos la única organización sindicalista-revolucionaría en el estado español, y eso no se dice desde la prepotencia o la falta de legitimidad, sino desde el repudio al confusionismo y desde la más que firme creencia en la honestidad del lenguaje, también es cierto que los hombres y mujeres de la CNT no consideran que la Anarcosindical encarne a todo el anarquismo ibérico, muy al contrario, nos alegramos de que organizaciones que han caminado de la mano de la CNT históricamente (como la FAI) sigan estando presentes en la lucha libertaria o de que, como en el caso de la nueva federación de juventudes, la FIJA, su aparición sea saludada como un motivo más para creer en la reorganización del anarquismo en el contexto peninsular. Y saludamos también la aparición de colectivos, asambleas y organizaciones de carácter anarquista o que, sin autodenominarse así, mantengan unas formas de organización y lucha libertarias. Ahora bien, al margen de considerar a estas organizaciones y colectivos como afines a nuestra lucha, como aliados naturales en la lucha contra el capitalismo y el autoritarismo, no nos podemos olvidar de que la CNT tiene un discurso social propio, por el que se puede luchar desde las mismas asambleas confederales, al margen de las organizaciones de trabajo social específico a las que no negamos su valor, es más, a las que felicitamos por su abnegado trabajo en campos como el de la represión (la Cruz Negra Anarquista es buena prueba de ello), pero entendemos que al decir que la CNT es más que un sindicato, uno de los lemas confederales, estamos diciendo que la nuestra es una organización desde la que se puede luchar, desde nuestros principios y desde nuestra estructura federal, por una sociedad mejor a todos los niveles: sin patriarcado ni represión, en donde se viva en armonía con el medio ambiente, sin ejércitos ni guerras, sin patrias ni naciones, una sociedad en donde todos los trabajadores, vengan de donde vengan, puedan convivir pacíficamente.
Por todo lo anterior, y ante aquellos que nos dicen que somos una organización demasiado burocrática, no nos queda otra que decirles que no es así, que en realidad lo que se oculta detrás de lo que dicen es que están en contra de la organización, no de la nuestra, sino de cualquier tipo de organización anarquista, y nosotros y nosotras, los anarcosindicalistas, pensamos que el anarquismo será organizado o no será, será de clase, de los trabajadores y las trabajadoras, o no lo será tampoco. Porque en un contexto de globalización imparable, la única manera de luchar contra el capitalismo es la federación de los trabajadores y las trabajadoras, hasta el nivel internacional (en la AIT), y la cada vez mayor y mejor coordinación de sus luchas. Y todo ello cimentado sobre una organización autorresponsable, de militantes, no queda otra, donde se viva cotidianamente la lucha y se crezca a todos los niveles (sindical, social y cultural) en los locales de los sindicatos, en los ateneos, pero también en los tajos y en las empresas.
Y es que se nos puede reprochar muchas cosas, pero la realidad está ahí... Y la realidad nos habla de que la CNT resuelve conflictos y está presente en un montón de luchas laborales, donde se pelea desde la solidaridad confederal y el compromiso militante. Y ahí están Mercadona, Caprabo, Clece, BK, Adsis, Coressa, Braseli, el Teatro Arenal, Game, Laya, NT Consultores, el Ayuntamiento de Adra, Comes, Correos, Dibus, Indra, IB3, el Colegio de Abogados de Málaga, la Universidad de Santiago, Frape Behr, los cines de Madrid, Séneca-EDM, Siempre Creativos, el pueblo de Lebrija, el campo cordobés, etc, etc, etc. Pequeños y grandes conflictos que acompañan nuestra lucha sindical de base contra la precariedad, los accidentes laborales y las leyes antiobreras que pretenden imponernos los partidos políticos y la burguesía. Pero no nos podemos olvidar de otros muchos terrenos donde la voz de la CNT está muy presente y es más necesaria que nunca. Y ahí está la labor que estamos haciendo por la recuperación de la memoria histórica libertaria, con ejemplos de jornadas de estudio y actos de homenaje como los organizados, entre otros, por sindicatos como el de Córdoba o Cádiz, pero también por regionales como la extremeña o la canaria. La lucha contra la mercantilización de la cultura y contra las mafias que pretenden censurar la voz de los anarquistas. También la lucha emprendida contra la privatización de la sanidad y la enseñanza en la Comunidad de Madrid. La iniciativa que en universidades e institutos lleva a cabo nuestro sindicato para que trabajadores y estudiantes se organicen al margen de mafias sindicales o estudiantiles (como el Sindicato de Estudiantes) y planten cara a realidades como el Plan Bolonia o el adormecimiento de los estudiantes. La lucha antifascista y antirracista de toda la militancia confederal o la organización de la respuesta libertaria contra las cárceles y la represión, con sindicatos, entre otros, como Manresa, Cornellá o Málaga muy bien organizados al respecto. Y también la lucha contra la destrucción del medio ambiente, como la llevada a cabo por los sindicatos gallegos o por el sindicato confederal de Fraga, todo un ejemplo a seguir en este campo. Y, como no, la lucha en defensa de los espacios okupados o contra los nacionalismos y las patrias, a través de nuestros posicionamientos claros o la organización, entre otras actividades, de cursos de esperanto, como el que organiza el SOV de Jaén. A lo que hay que sumar la inestimable y abundante actividad formativa y cultural de nuestros sindicatos, que no paran de realizar charlas, presentaciones de libros, videoforums o jornadas culturales, como las que organizan las Federaciones de Madrid, Sevilla o Granada, todo un esfuerzo de movilización de cara a llevar a los trabajadores y trabajadoras la voz y la preocupación de la CNT por los temas más actuales de la realidad social, tanto en el ámbito laboral, como en el cultural o el político. Y todo eso es la CNT.
Por ello, y más allá de discursos autocomplacientes, la Anarcosindical se acerca a su próximo congreso como una organización viva y en crecimiento, donde a la hora de la verdad toda la militancia rema a una, y donde, al margen de lo que se pueda decir desde fuera, el debate ideológico interno se realiza a las claras, entendiendo como algo positivo el que ese proceso dialógico tenga cabida dentro de la Confederación, sin oscurantismos. Eso no quiere decir, insistimos, que haya que dormirse en los laureles, ni mucho menos, o que nos creamos que ya hemos conseguido suficiente, al contrario, tenemos que construir una organización más potente a todos los niveles, con mucha mayor capacidad de respuesta y lucha, porque esa es la única manera de que el anarcosindicalismo pueda plantearse como una alternativa real y revolucionaria al caos que sufre la humanidad por culpa del egoísmo del capital y sus títeres.
- Artículo del SOV de Jaén publicado en el periódico CNT. Aún creemos que sigue teniendo actualidad.
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