miércoles, 5 de enero de 2011

Estereotipos sociales: La Ideología

Por desgracia, vivimos en una sociedad donde imperan y triunfan los estereotipos sociales y las etiquetas. Recordemos que un estereotipo es una imagen trillada y alejada de la realidad -en la mayoría de los casos- debido a que se conocen pocos detalles a cerca de un grupo o grupos que comparten ciertas cualidades, características, propiedades o habilidades.

Los estereotipos tienen una solución muy sencilla, que no es otra que la educación, pero la educación no puede venir sola, obviamente debe de venir siempre acompañada del respeto, una persona altamente educada puede ser además una persona intolerante, irrespetuosa y receptiva a gran cantidad de estereotipos y tópicos.

Los anarquistas nos quejamos normalmente de que vivimos en una sociedad estereotipada donde todo se etiqueta y para todo existen tópicos y generalmente, muy alejados de la realidad. Sobre todo nos quejamos por la parte que nos ha tocado a nosotros y que no repetiré aquí pues es un tema muy difundido en Internet y cualquiera con interés puede realmente averiguar que es la anarquía.

Lo que realmente me preocupa es que desde hace un tiempo, estoy percibiendo una tendencia de ciertos hombres y mujeres anarquistas a cometer el mismo error que la sociedad capitalista lleva décadas cometiendo en referencia al tema que hoy nos ocupa, es decir, ciertos colectivos de anarquistas con una indumentaria y estilo estético definido -podría llamarse punky, heavy, hippie, alternativo- dan más crédito a la opinión de una persona con una cresta de cuarenta centímetros que a la de otra persona de apariencia estética corriente o poco destacada.

Éste, es claramente un comportamiento poco racional e incoherente, puesto que la validez o crédito de la opinión vertida por una persona, depende única y exclusivamente de los procesos cognitivos que han llevado a un individuo a llegar a una solución o resolución sobre un problema o tema, dando como resultado una opinión o idea sobre el mismo y de la veracidad y validez de las fuentes de las que ha obtenido la información que ha tenido a su disposición a la hora de llevar a cabo dichos procesos cognitivos.

Es decir, cualquier persona puede hablar por lo que llamamos "de oidas" y hacerse eco de rumores, opiniones, tertulias y leyendas urbanas sin llegar a indagar lo más mínimo en el tema del que se está hablando. Lamentablemente, esto es también una constante en las sociedades modernas occidentales.

Parece ser, que para algunas personas, es más anarquista el que lleva una cresta y una chupa de cuero con tachuelas y vende pastelitos de marihuana que el que no tiene una estética englobada dentro de una tribu urbana definida y trabaja todos los días entre 8 y 10 horas en un trabajo que seguramente odia.

La ideología es algo que se lleva dentro, algo relacionado con el pensamiento y con la forma de entender el mundo e interactuar con él, no es algo que se pueda pasear y no tiene nada que ver con el aspecto de la materia ni con la forma en que las células fotorreceptoras de nuestros ojos aprecian la radiación electromagnética del espectro visible -entre los 380 nm hasta los 780 nm de longitud de onda- de la luz al incidir sobre la superficie de las fibras que conforman nuestras prendas de vestir.

Por lo tanto, puede afirmarse que valorar la opinión de cualquier persona por su aspecto físico o estética es a la percepción del espectro visible de la radiación electromagnética lo que al tocino es la velocidad.

Sin más y sin Dios, salud y entropía.

1 comentarios:

Juan Cruz López dijo...

Totalmente de acuerdo, Óscar. A veces, el rollete estético o contracultural pesa más que otras cosas.

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